TIPOS.
El opio es el producto natural de un tipo de amapola llamada Papaver Somniferum. Su extracción se realiza haciendo una incisión en la cápsula existente bajo los pétalos de la planta. Estos cortes dejan escapar un alcaloide de aspecto lechoso que coagula rápidamente y adquiere un tono marrón al contacto con el aire.
De la forma descrita, se obtiene el opio crudo que, tras pasar por un proceso de refinado y transformación, puede ser fumado, comido o bebido.
El opio provoca una disminución de la temperatura y el ritmo de funcionamiento corporal, contracción de las pupilas y estreñimiento. El consumo inmoderado ocasiona mala asimilación de los alimentos, trastornos digestivos e insuficiencia hepática; y en casos graves de abuso reiterado: insuficiencia respiratoria, congestión pulmonar, asma o angina de pecho.
También existe una droga derivada de la planta amapola (Papaver somniferum), la heroína, la cual pertenece a una clase de drogas denominada “opiáceos”. La heroína es semisintética, es decir que se produce a partir de la morfina, a través de un proceso químico. y aproximadamente 3 veces mas fuerte que ésta.
La heroína puede fumarse, inyectarse o inhalarse. Las dos primeras vías de administración son las de acceso más rápido al cerebro y por lo tanto las que producen efectos en menor tiempo.
Cuando se fuma, la heroína es calentada sobre un papel de aluminio y con ayuda de algún instrumento se inhalan sus vapores por la nariz o la boca.
Si la heroína es fumada, puede causar problemas para aquellas personas que sufren de asma, neumonía u otros problemas respiratorios.
La vía intravenosa es la forma más riesgosa de consumir heroína, ya que entraña un riesgo elevado de sobredosis. dado que la totalidad de la sustancia entra en el flujo sanguíneo de una sola vez.
La heroína se puede administrar inyectándose directamente al músculo o bajo la piel, de este modo produce su efecto en menos de 8 minutos. Inyectada en vena, la heroína hace efecto en apenas segundos. El adicto llega a inyectarse más de 4 veces al día.
De la forma descrita, se obtiene el opio crudo que, tras pasar por un proceso de refinado y transformación, puede ser fumado, comido o bebido.
El opio provoca una disminución de la temperatura y el ritmo de funcionamiento corporal, contracción de las pupilas y estreñimiento. El consumo inmoderado ocasiona mala asimilación de los alimentos, trastornos digestivos e insuficiencia hepática; y en casos graves de abuso reiterado: insuficiencia respiratoria, congestión pulmonar, asma o angina de pecho.
También existe una droga derivada de la planta amapola (Papaver somniferum), la heroína, la cual pertenece a una clase de drogas denominada “opiáceos”. La heroína es semisintética, es decir que se produce a partir de la morfina, a través de un proceso químico. y aproximadamente 3 veces mas fuerte que ésta.
La heroína puede fumarse, inyectarse o inhalarse. Las dos primeras vías de administración son las de acceso más rápido al cerebro y por lo tanto las que producen efectos en menor tiempo.
Cuando se fuma, la heroína es calentada sobre un papel de aluminio y con ayuda de algún instrumento se inhalan sus vapores por la nariz o la boca.
Si la heroína es fumada, puede causar problemas para aquellas personas que sufren de asma, neumonía u otros problemas respiratorios.
La vía intravenosa es la forma más riesgosa de consumir heroína, ya que entraña un riesgo elevado de sobredosis. dado que la totalidad de la sustancia entra en el flujo sanguíneo de una sola vez.
La heroína se puede administrar inyectándose directamente al músculo o bajo la piel, de este modo produce su efecto en menos de 8 minutos. Inyectada en vena, la heroína hace efecto en apenas segundos. El adicto llega a inyectarse más de 4 veces al día.